jueves, 3 de septiembre de 2009

El comienzo de la creencia de los vampiros


La creencia en vampiros tiene mas conexiones con Mesopotamia que con Egipto. las civilizaciones del Cercano oriente creían que las almas de los muertos que no recibian ofrendas de alimentos acechaban a los vivos para beberles la sangre. los babilonios llamaban a estas almas sin reposo edimmu, y los sumerios creian en Lilitu, un demonio femenino que los hebreos convirtieron en Lilith, que según cierta tradición habría sido la primer mujer de Adan, pero fué repudiada por este porque no era sumisa y se transformó en un demonio avido de la sangre de los niños.
El aporte egipcio podría estar en la iconografia, porque los griegos creian en las lamias, que eran aves de presa con cabeza femenina que robaban niños para comerselos o bebian la sangre de hombres jóvenes a los que se les aparecian con el aspecto de hermosas mujeres.
Hace un tiempo lei en un artículo que los griegos se apropiaron de la iconografía egipcia sobre las almas de los muertos (un pajaro con cabeza humana) y se la aplicaron a las lamias y las sirenas (que en la Odisea no tiene cola de pez, sino que son aves con cabeza de mujer), del mismo modo que tomaron las esfinges egipcias, casi siempre masculinas, y las convierieron en una leona con cabeza de mujer que formulaba adivinanzas a los viajeros.

Los Egipcios y los vampiros



Los Egipcios dieron origen a dos vampiros mitológicos:

Temían a un pájaro "bebedor de sangre", lo consideraban la reencarnación de un inocente asesinado, que había adquirido esa forma para atacar durante las noches a los hijos de sus enemigos.

El mito de Sekhmet

El siguiente fragmento es una traducción de un jeroglífico que trata sobre la diosa Sekhmet, encontrado en las paredes de la tumba de Seti.

"... Los hombres conspiraron para derrocar a los dioses, ellos blasfemaron contra Ra, rey de dioses y humanos, sacerdotes herejes y magos idearon maneras de volverse en contra de los dioses para su destrucción, utilizando los poderes que los dioses les habían otorgado.
Ra, al escuchar sobre este plan, llamo a una reunión con las más antiguas y poderosas deidades, aquellas quienes habían estado con él en las aguas primitivas, antes de que el sol creara la vida.
Los dioses discutieron y decidieron que Sekhmet, la fuerza a la que ninguna otra fuerza alcanza, se manifestara en la tierra y aplacase a la rebelión... castigando a todo aquel que tuviese en su mente malos pensamientos y planes perversos.
Entonces caminó entre los hombres, los destruyó y bebió su sangre. Noche tras noche, asesinaba humanos, desgarrando y destrozando sus cuerpos y bebiendo su sangre. Los otros dioses decidieron que la matanza ya había sido suficiente y debía detenerse, pero no podían encontrar una forma de detener a Sekhmet, quien estaba borracha de sangre humana.
Como la carnicería continuaba, los dioses reconocieron que Sekhmet, continuaría con los asesinatos hasta que se hubiese extinto el último ser humano, entonces Ra consiguió ciertas plantas que podían ser utilizadas como alteradoras de la mente. Aquellas plantas fueron enviadas al dios Sekti en Heliópolis. Él agregó aquellas drogas a una mezcla de cerveza y sangre humana, hasta que siete mil grandes jarras de la sustancia fueron llenadas... llevadas hasta el lugar donde pasaría Sekhmet y derramadas en el piso, inundando los campos a una gran distancia.
Cuando Sekhmet llego a esos campos y percibió lo que ella pensó era sangre, bebió todo el líquido, entonces su corazón se lleno de alegría, su mente cambió y no pensó más en destruir a la humanidad.
Luego de esto, Ra declaró a Sekhmet como "Aquella que viene en paz" alabándola con la belleza y el carisma de los dioses.

Existen tres vampiros básicos en los mitos sumerios:

El Ekimmu: la gente se transformaba en esta criatura cuando morían violentamente o no eran enterrados correctamente. Estas criaturas eran astrales por naturaleza, cazaban víctimas a las que pudiesen "capturar y atormentar". La persona solo podía ser liberada a través de un exorcismo.
El Uruku: Esta criatura es nombrada como un "Vampiro que ataca hombres" en una inscripción del principio de la cultura sumeria.
Los Siete Demonios: son nombrados en muchos textos de las culturas sumerias como “Los bebedores de sangre inmortales”.

Comienzos de la historia


Probablemente el vampiro presente en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, proviene inicialmente de la necesidad de personificar uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según la concepción de Carl Jung, como es el denominado "sombra", que representa los instintos o impulsos humanos ocultos más primitivos, o nuestra faceta instintiva animal, y así sería la encarnación del mal como entidad o una representación del lado salvaje del hombre latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.

Pero es posible que el mito, como es conocido en nuestros días, sea una combinación compleja de varios temores y creencias humanas ademas del temor a los bajos instintos, como son: la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la depredación y a la enfermedad o a la muerte y en consecuencia a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la fascinación temerosa por la inmortalidad.

Algunos estudiosos sugieren que el mito del vampiro, sobre todo el que se popularizó en Europa después del siglo XVII, se debe en parte a la necesidad de explicar, en medio de una atmósfera de pánico colectivo, epidemias que asolaron Europa causadas por enfermedades reales, antes de que la ciencia lograra explicarlas racionalmente.

Etimología

La palabra "vampiro", que comenzó a ser usada en Europa en el siglo XVIII, viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago.

Sinonimia

Otros nombres son: brucolaco en castellano, vurdalak (ruso moderno), vrolok (eslovaco), strigoï o strigoiul (rumano moderno), vampir (búlgaro), vukodlak (serbio), upiór (polaco), upir (ruso antiguo) , nosferatu (del griego nosophoro (νοσοφορος), portador de enfermedad) vampyrus (latín) y Kyuuketsuki (吸血鬼) o Kuei-jin en japonés.

En escritos ingleses medievales en latín el vampiro era denominado como "cadáver sanguisugus".

Vampiros: Historia y Leyenda




Por Juan Jose Lopez

Desde la más remota antigüedad diversos textos y narraciones nos ofrecen la posibilidad de encontrar infinidad de referencias sobre el modus operandi de ciertos personajes (más mitológicos que reales) que podrían encuadrarse, sin ningún género de dudas, dentro de los cánones de comportamiento del vampiro clásico.

Hace más de mil años, en la antigua China, aparece la crónica de Chi Wu Lhi en la que nos narra las fechorías de un chupador de sangre que sembró el pánico en una aldea cercana a Pekín. En este mismo país también existía cierta reticencia a enterrar aquellos difuntos que no presentasen síntomas evidentes de putrefacción, y ante cualquier tipo de duda decidían incinerarlos. Continuando en este contexto supersticioso convendría significar el hecho que en numerosas excavaciones arqueológicas han aparecido muchos restos humanos en los que los brazos y piernas habían sido atados concienzudamente con rudimentarias ligaduras de cuero.

En la antigua Roma se temía la aparición de un vampiro volador, el Strix, que sembraba el terror entre campesinos y pescadores. Los clásicos Virgilio, Plinio, Agripa, Herodoto, Homero, Aristófanes, Pomponio, Solinio, Estrabon, Petronio y un largo etc. creían tanto en la existencia de licántropos como en unos seres emparentados con los lémures romanos (espíritus de difuntos) denominados empusas, seres espectrales que disfrazaban su aspecto de muy diferentes formas y que asesinaban niños con el único fin de alimentarse de su sangre. También eran conocidas las arpías o harpías, una especie de híbridos espectrales, mitad pájaro mitad fémina que de forma similar a las empusas se dedicaban al rapto de niños con sus agudas garras.

En culturas diferentes a las mencionadas, como el caso de la antigua África ecuatorial, se creía en la existencia de unos seres denominados wengwuas, cadáveres que abandonaban sus tumbas para alimentarse de la sangre de los vivos.

Ejemplos de referencias vampirescas en textos clásicos los encontramos en Las ranas, donde Aristófanes nos da a conocer a un espectro (empusa) describiéndole con aspectos tan diferentes como un perro, una mula o una voluptuosa dama. El propio Homero nos narra cómo Ulises, en el Hades, ofrece, como bebida, el fluido vital a los espíritus para que pudiesen recuperar su alma y vida.

La creencia de que la sangre es vida la podemos encontrar desde el principio de los tiempos y en las más diversas culturas. Evidentemente, también hay que mencionar los sacrificios sangrientos que los aztecas tributaban a sus dioses y de los que la historia nos ofrece multitud de testimonios. Su dios Huitzilopochtli era el que exigía mayor tributo de sangre. No debemos olvidar que los aztecas se sentían obligados a ofrendar su corazón y sangre a los dioses como justa compensación por haber creado el mundo.

Las diferentes formas con las que se ha denominado al vampiro a lo largo de la historiase corresponden con las múltiples culturas en las que este siniestro y mítico personaje se ha hecho acreedor de las más terroríficas historias y leyendas. Los griegos, además de nombrarlo como Vrykolakes, también lo hacían como Brikilakas, Barabarlakos, Borborlakos, Katalkanas o Bourdoulakos. Los germanos, como Nachzehrer y los normandos como Luttins. En sánscrito era conocido como Katakhanoso o Baital. En ruso como Upiry, término del cual probablemente haya derivado el polaco Upiroy. En la antigua China se denominaba a un diablo chupador de sangre como Giang Shi, pero quizá se temía aún más al ataque del vampiro llamado Kiang, capaz de chupar la sangre de sus víctimas en tan sólo unos segundos.