miércoles, 30 de diciembre de 2009

Feliz 2010



Que tengan un Muy Feliz Año Nuevo!!!
Besos.

viernes, 30 de octubre de 2009

El Espectro. Horacio Quiroga (1878-1937)




Todas las noches, en el Grand Splendid de Santa Fe, Enid y yo asistimos a los estrenos cinematográficos. Ni borrascas ni noches de hielo nos han impedido introducirnos, a las diez en punto, en la tibia penumbra del teatro. Allí, desde uno u otro palco, seguimos las historias del film con un mutismo y un interés tales, que podrían llamar sobre nosotros la atención, de ser otras las circunstancias en que actuamos. Desde uno u otro palco, he dicho; pues su ubicación nos es indiferente. Y aunque la misma localidad llegue a faltarnos alguna noche, por estar el Splendid en pleno, nos instalamos, mudos y atentos siempre a la representación, en un palco cualquiera ya ocupado. No estorbamos, creo; o, por lo menos, de un modo sensible. Desde el fondo del palco, o entre la chica del antepecho y el novio adherido a su nuca, Enid y yo, aparte del mundo que nos rodea, somos todo ojos hacia la pantalla. Y si en verdad alguno, con escalofríos de inquietud cuyo origen no alcanza a comprender, vuelve a veces la cabeza para ver lo que no puede, o siente un soplo helado que no se explica en la cálida atmósfera, nuestra presencia de intrusos no es nunca notada; pues preciso es advertir ahora que Enid y yo estamos muertos. De todas las mujeres que conocí en el mundo vivo, ninguna produjo en mí el efecto que Enid. La impresión fue tan fuerte que la imagen y el recuerdo mismo de todas las mujeres se borró. En mi alma se hizo de noche, donde se alzó un solo astro imperecedero: Enid. La sola posibilidad de que sus ojos llegaran a mirarme sin indiferencia, deteníame bruscamente el corazón . Y ante la idea de que alguna vez podía ser mía, la mandíbula me temblaba. ¡Enid! Tenía ella entonces, cuando vivíamos en el mundo, la más divina belleza que la epopeya del cine ha lanzado a miles de leguas y expuesto a la mirada fija de los hombres. Sus ojos, sobre todo, fueron únicos; y jamás terciopelo de mirada tuvo un marco de pestañas como los ojos de Enid; terciopelo azul, húmedo y reposado, como la felicidad que sollozaba en ella. La desdicha me puso ante ella cuando ya estaba casada. No es ahora del caso ocultar nombres. Todos recuerdan a Duncan Wyoming, el extraordinario actor que, comenzando su carrera al mismo tiempo que William Hart, tuvo, como éste y a la par de éste, las mismas hondas virtudes de interpretación viril. Hart ha dado al cine todo lo que podíamos esperar de él, y es un astro que cae. De Wyoming, en cambio, no sabemos lo que podíamos haber visto, cuando apenas en el comienzo de su breve y fantástica carrera creó -como contraste con el empalagoso héroe actual- el tipo de varón rudo, áspero, feo, negligente y cuanto se quiera, pero hombre de la cabeza a los pies, por la sobriedad, el empuje y el carácter distintivos del sexo. Hart prosiguió actuando y ya lo hemos visto. Wyoming nos fue arrebatado en la flor de la edad, en instantes en que daba fin a dos cintas extraordinarias, según informes de la empresa: El Páramo y Más allá de lo que se ve. Pero el encanto -la absorción de todos los sentimientos de un hombre- que ejerció sobre mí Enid, no tuvo sino una amargura: Wyoming, que era su marido, era también mi mejor amigo. Habíamos pasado dos años sin vernos con Duncan; él, ocupado en sus trabajos de cine, y yo en los míos de literatura. Cuando volví a hallarlo en Hollywood, ya estaba casado. -Aquí tienes a mi mujer -me dijo echándomela en los brazos. Y a ella: -Apriétalo bien, porque no tendrás un amigo como Grant. Y bésalo, si quieres. No me besó, pero al contacto con su melena en mi cuello, sentí en el escalofrío de todos mis nervios que jamás podría yo ser un hermano para aquella mujer. Vivimos dos meses juntos en el Canadá, y no es difícil comprender mi estado de alma respecto de Enid. Pero ni en una palabra, ni en un movimiento, ni en un gesto me vendí ante Wyoming. Sólo ella leía en mi mirada, por tranquila que fuera, cuán profundamente la deseaba. Amor, deseo... Una y otra cosa eran en mí gemelas, agudas y mezcladas; porque si la deseaba con todas las fuerzas de mi alma incorpórea, la adoraba con todo el torrente de mi sangre substancial. Duncan no lo veía. ¿Cómo podía verlo? A la entrada del invierno regresamos a Hollywood, y Wyoming cayó entonces con el ataque de gripe que debía costarle la vida. Dejaba a su viuda con fortuna y sin hijos. Pero no estaba tranquilo, por la soledad en que quedaba su mujer. -No es la situación económica -me decía-, sino el desamparo moral. Y en este infierno del cine... En el momento de morir, bajándonos a su mujer y a mí hasta la almohada, y con voz ya difícil: -Confíate a Grant, Enid... Mientras lo tengas a él, no temas nada. Y tú, viejo amigo, vela por ella. Sé su hermano...No, no prometas. Ahora puedo ya pasar al otro lado... Nada de nuevo en el dolor de Enid y el mío. A los siete días regresábamos al Canadá, a la misma choza estival que un mes antes nos había visto a los tres cenar ante la carpa. Como entonces, Enid miraba ahora el fuego, achuchada por el sereno glacial, mientras yo, de pie, la contemplaba. Y Duncan no estaba más. Debo decirlo: en la muerte de Wyoming yo no vi sino la liberación de la terrible águila enjaulada en nuestro corazón, que es el deseo de una mujer a nuestro lado que no se puede tocar. Yo había sido el mejor amigo de Wyoming, y mientras él vivió, el águila no deseó su sangre; se alimentó -la alimenté- con la mía propia. Pero entre él y yo se había levantado algo más consistente que una sombra. Su mujer fue, mientras él vivió -y lo hubiera sido eternamente-, intangible para mí. Pero él había muerto. No podía Wyoming exigirme el sacrificio de la Vida en que él acababa de fracasar. Y Enid era mi vida, mi porvenir, mi aliento y mi ansia de vivir, que nadie, ni Duncan -mi amigo íntimo, pero muerto-, podía negarme. Vela por ella... ¡Sí, mas dándole lo que él le había restado al perder su turno: la adoración de una vida entera consagrada a ella! Durante dos meses, a su lado de día y de noche, velé por ella como un hermano. Pero al tercero caí a sus pies. Enid me miró inmóvil, y seguramente subieron a su memoria los últimos instantes de Wyoming, porque me rechazó violentamente. Pero yo no quité la cabeza de su falda. -Te amo, Enid -le dije-. Sin ti me muero. -¡Tú, Guillermo! -murmuró ella-. ¡Es horrible oírte decir esto! -Todo lo que quieras -repliqué-. Pero te amo inmensamente. -¡Cállate, cállate! -Y te he amado siempre... Ya lo sabes... -¡No, no sé! -Sí, lo sabes. Enid me apartaba siempre, y yo resistía con la cabeza entre sus rodillas. -Dime que lo sabías... -¡No, cállate! Estamos profanando... -Dime que lo sabías... -¡Guillermo! -Dime solamente que sabías que siempre te he querido... Sus brazos se rindieron cansados, y yo levanté la cabeza. Encontré sus ojos al instante, un solo instante, antes que Enid se doblegara a llorar sobre sus propias rodillas. La dejé sola; y cuando una hora después volví a entrar, blanco de nieve, nadie hubiera sospechado, al ver nuestro simulado y tranquilo afecto de todos los días, que acabábamos de tender, hasta hacerlas sangrar, las cuerdas de nuestros corazones. Porque en la alianza de Enid y Wyoming no había habido nunca amor. Faltóle siempre una llamarada de insensatez, extravío, injusticia -la llama de pasión que quema la moral entera de un hombre y abrasa a la mujer en largos sollozos de fuego-. Enid había querido a su esposo, nada más; y lo había querido, nada más que querido ante mí, que era la cálida sombra de su corazón, donde ardía lo que no le llegaba de Wyoming, y donde ella sabía iba a refugiarse todo lo que de ella no alcanzaba hasta él. La muerte, luego, dejando hueco que yo debía llenar con el afecto de un hermano... ¡De hermano, a ella, Enid, que era mi sola sed de dicha en el inmenso mundo! A los tres días de la escena que acabo de relatar regresamos a Hollywood. Y un mes más tarde se repetía exactamente la situación: yo de nuevo a los pies de Enid con la cabeza en sus rodillas, y ella queriendo evitarlo. -Te amo cada día más, Enid... -¡Guillermo! -Dime que algún día me querrás. -¡No! -Dime solamente que estás convencida de cuánto te amo. -¡No! -Dímelo. -¡Déjame! ¿No ves que me estás haciendo sufrir de un modo horrible? Y al sentirme temblar mudo sobre el altar de sus rodillas, bruscamente me levantó la cara entre las manos: -¡Pero déjame, te digo! ¡Déjame! ¿No ves que también te quiero con toda el alma y que estamos cometiendo un crimen? Cuatro meses justos, ciento veinte días transcurridos apenas desde la muerte del hombre que ella amó, del amigo que me había interpuesto como un velo protector entre su mujer y un nuevo amor... Abrevio. Tan hondo y compenetrado fue el nuestro, que aun hoy me pregunto con asombro qué finalidad absurda pudieron haber tenido nuestras vidas de no habernos encontrado por bajo de los brazos de Wyoming. Una noche -estábamos en Nueva York- me enteré que se pasaba por fin El páramo, una de las dos cintas de que he hablado, y cuyo estreno se esperaba con ansiedad. Yo también tenía el más vivo interés de verla, y se lo propuse a Enid. ¿Por qué no? Un largo rato nos miramos; una eternidad de silencio, durante el cual el recuerdo galopó hacia atrás entre derrumbamiento de nieve y caras agónicas. Pero la mirada de Enid era la vida misma, y presto entre el terciopelo húmedo de sus ojos y los míos no medió sino la dicha convulsiva de adorarnos. ¡Y nada más! Fuimos al Metropole, y desde la penumbra rojiza del palco vimos aparecer, enorme y con el rostro más blanco que la hora de morir, a Duncan Wyoming. Sentí temblar bajo mi mano el brazo de Enid. ¡Duncan! Sus mismos gestos eran aquéllos. Su misma sonrisa confiada era la de sus labios. Era su misma enérgica figura la que se deslizaba adherida a la pantalla. Y a veinte metros de él, era su misma mujer la que estaba bajo los dedos del amigo íntimo... Mientras la sala estuvo a obscuras, ni Enid ni yo pronunciamos una palabra ni dejamos un instante de mirar. Largas lágrimas rodaban por sus mejillas, y me sonreía. Me sonreía sin tratar de ocultarme sus lágrimas. -Sí, comprendo, amor mío... -murmuré, con los labios sobre el extremo de sus pieles, que, siendo un obscuro detalle de su traje, era asimismo toda su persona idolatrada-. Comprendo, pero no nos rindamos... ¿Sí?... Así olvidaremos... Por toda respuesta, Enid, sonriéndome siempre, se recogió muda a mi cuello. A la noche siguiente volvimos. ¿Qué debíamos olvidar? La presencia del otro, vibrante en el haz de luz que lo transportaba a la pantalla palpitante de la vida; su inconsciencia de la situación; su confianza en la mujer y el amigo; esto era precisamente a lo que debíamos acostumbrarnos. Una y otra noche, siempre atentos a los personajes, asistimos al éxito creciente de El páramo. La actuación de Wyoming era sobresaliente y se desarrollaba en un drama de brutal energía: una pequeña parte de los bosques del Canadá y el resto en la misma Nueva York. La situación central constituíala una escena en que Wyoming, herido en la lucha con un hombre, tiene bruscamente la revelación del amor de su mujer por ese hombre, a quien él acaba de matar por motivos aparte de este amor. Wyoming acababa de atarse un pañuelo a la frente. Y tendido en el diván, jadeando aún de fatiga, asistía a la desesperación de su mujer sobre el cadáver del amante. Pocas veces la revelación del derrumbe, la desolación y el odio han subido al rostro humano con más violenta claridad que en esa circunstancia a los ojos de Wyoming. La dirección del film había exprimido hasta la tortura aquel prodigio de expresión, y la escena se sostenía un infinito número de segundos, cuando uno solo bastaba para mostrar al rojo blanco la crisis de un corazón en aquel estado. Enid y yo, juntos e inmóviles en la obscuridad, admirábamos como nadie al muerto amigo, cuyas pestañas nos tocaban casi cuando Wyoming venía desde el fondo a llenar él solo la pantalla. Y al alejarse de nuevo a la escena del conjunto, la sala entera parecía estirarse en perspectiva. Y Enid y yo, con un ligero vértigo por este juego, sentíamos aún el roce de los cabellos de Duncan que habían llegado a rozarnos. ¿Por qué continuábamos yendo al Metropole? ¿Qué desviación de nuestras conciencias nos llevaba allá noche a noche a empapar en sangre nuestro amor inmaculado? ¿Qué presagio nos arrastraba como a sonámbulos ante una acusación alucinante que no se dirigía a nosotros, puesto que los ojos de Wyoming estaban vueltos al otro lado? ¿A dónde miraban? No sé a dónde, a un palco cualquiera de nuestra izquierda. Pero una noche noté, lo sentí en la raíz de los cabellos, que los ojos se estaban volviendo hacia nosotros. Enid debió de notarlo también, porque sentí bajo mi mano la honda sacudida de sus hombros. Hay leyes naturales, principios físicos que nos enseñan cuán fría magia es ésa de los espectros fotográficos danzando en la pantalla, remedando hasta en los más íntimos detalles una vida que se perdió. Esa alucinación en blanco y negro es sólo la persistencia helada de un instante, el relieve inmutable de un segundo vital. Más fácil nos sería ver a nuestro lado a un muerto que deja la tumba para acompañarnos, que percibir el más leve cambio en el rostro lívido de un film. Perfectamente. Pero a despecho de las leyes y los principios, Wyoming nos estaba viendo. Si para la sala, El páramo era una ficción novelesca, y Wyoming vivía sólo por una ironía de la luz; si no era más que un frente eléctrico de lámina sin costados ni fondo, para nosotros -Wyoming, Enid y yo- la escena filmada vivía flagrante, pero no en la pantalla, sino en un palco, donde nuestro amor sin culpa se transformaba en monstruosa infidelidad ante el marido vivo... ¿Farsa del actor? ¿Odio fingido por Duncan ante aquel cuadro de El páramo? ¡No! Allí estaba la brutal revelación; la tierna esposa y el amigo íntimo en la sala de espectáculos, riéndose, con las cabezas juntas, de la confianza depositada en ellos... Pero no nos reíamos, porque noche a noche, palco tras palco, la mirada se iba volviendo cada vez más a nosotros. -¡Falta un poco aún!... -me decía yo. -Mañana será... -pensaba Enid. Mientras el Metropole ardía de luz, el mundo real de las leyes físicas se apoderaba de nosotros y respirábamos profundamente. Pero en la brusca cesación de luz, que como un golpe sentíamos dolorosamente en los nervios, el drama espectral nos cogía otra vez. A mil leguas de Nueva York, encajonado bajo tierra, estaba tendido sin ojos Duncan Wyoming. Mas su sorpresa ante el frenético olvido de Enid, su ira y su venganza estaban vivas allí, encendiendo el rastro químico de Wyoming, moviéndose en sus ojos vivos, que acababan, por fin, de fijarse en los nuestros. Enid ahogó un grito y se abrazó desesperadamente a mí. -¡Guillermo! -Cállate, por favor... -¡Es que ahora acaba de bajar una pierna del diván! Sentí que la piel de la espalda se me erizaba, y miré: Con lentitud de fiera y los ojos clavados sobre nosotros, Wyoming se incorporaba del diván. Enid y yo lo vimos levantarse, avanzar hacia nosotros desde el fondo de la escena, llegar al monstruoso primer plano... Un fulgor deslumbrante nos cegó, a tiempo que Enid lanzaba un grito. La cinta acababa de quemarse. Mas, en la sala iluminada las cabezas todas estaban vueltas hacia nosotros. Algunos se incorporaron en el asiento a ver lo que pasaba. -La señora está enferma; parece una muerta -dijo alguno en la platea. -Más muerto parece él -agregó otro. ¿Qué más? Nada, sino que en todo el día siguiente Enid y yo no nos vimos. Únicamente al mirarnos por primera vez de noche para dirigirnos al Metropole, Enid tenía ya en sus pupilas profundas la tiniebla del más allá, y yo tenía un revólver en el bolsillo. No sé si alguno en la sala reconoció en nosotros a los enfermos de la noche anterior. La luz se apagó, se encendió y tornó a apagarse, sin que lograra reposarse una sola idea normal en el cerebro de Guillermo Grant, y sin que los dedos crispados de este hombre abandonaran un instante el gatillo. Yo fui toda la vida dueño de mí. Lo fui hasta la noche anterior, cuando contra toda justicia un frío espectro que desempeñaba su función fotográfica de todos los días crió dedos estranguladores para dirigirse a un palco a terminar el film. Como en la noche anterior, nadie notaba en la pantalla algo anormal, y es evidente que Wyoming continuaba jadeante adherido al diván. Pero Enid -¡Enid entre mis brazos!- tenía la cara vuelta a la luz, pronta para gritar... ¡Cuando Wyoming se incorporó por fin! Yo lo vi adelantarse, crecer, llegar al borde mismo de la pantalla, sin apartar la mirada de la mía. Lo vi desprenderse, venir hacia nosotros en el haz de luz; venir en el aire por sobre las cabezas de la platea, alzándose, llegar hasta nosotros con la cabeza vendada. Lo vi extender las zarpas de sus dedos... a tiempo que Enid lanzaba un horrible alarido, de esos en que con una cuerda vocal se ha rasgado la razón entera, e hice fuego. No puedo decir qué pasó en el primer instante. Pero en pos de los primeros momentos de confusión y de humo, me vi con el cuerpo colgado fuera del antepecho, muerto. Desde el instante en que Wyoming se había incorporado en el diván, dirigí el cañón del revólver a su cabeza. Lo recuerdo con toda nitidez. Y era yo quien había recibido la bala en la sien. Estoy completamente seguro de que quise dirigir el arma contra Duncan. Solamente que, creyendo apuntar al asesino, en realidad apuntaba contra mí mismo. Fue un error, una simple equivocación, nada más; pero que me costó la vida. Tres días después Enid quedaba a su vez desalojada de este mundo. Y aquí concluye nuestro idilio. Pero no ha concluido aún. No son suficientes un tiro y un espectro para desvanecer un amor como el nuestro. Más allá de la muerte, de la vida y de sus rencores, Enid y yo nos hemos encontrado. Invisibles dentro del mundo vivo, Enid y yo estamos siempre juntos, esperando el anuncio de otro estreno cinematográfico. Hemos recorrido el mundo. Todo es posible esperar menos que el más leve incidente de un film pase inadvertido a nuestros ojos. No hemos vuelto a ver más El páramo. La actuación de Wyoming en él no puede ya depararnos sorpresas, fuera de las que tan dolorosamente pagamos. Ahora nuestra esperanza está puesta en Más allá de lo que se ve. Desde hace siete años la empresa filmadora anuncia su estreno y hace siete años que Enid y yo esperamos. Duncan es su protagonista; pero no estaremos más en el palco, por lo menos en las condiciones en que fuimos vencidos. En las presentes circunstancias, Duncan puede cometer un error que nos permita entrar de nuevo en el mundo visible, del mismo modo que nuestras personas vivas, hace siete años, le permitieron animar la helada lámina de su film. Enid y yo ocupamos ahora, en la niebla invisible de lo incorpóreo, el sitio privilegiado de acecho que fue toda la fuerza de Wyoming en el drama anterior. Si sus celos persisten todavía, si se equivoca al vernos y hace en la tumba el menor movimiento hacia afuera, nosotros nos aprovecharemos. La cortina que separa la vida de la muerte no se ha descorrido únicamente en su favor, y el camino está entreabierto. Entre la Nada que ha disuelto lo que fue Wyoming, y su eléctrica resurrección, queda un espacio vacío. Al más leve movimiento que efectúe el actor, apenas se desprenda de la pantalla, Enid y yo nos deslizaremos como por una fisura en el tenebroso corredor. Pero no seguiremos el camino hacia el sepulcro de Wyoming; iremos hacia la Vida, entraremos en ella de nuevo. Y es el mundo cálido del que estamos expulsados, el amor tangible y vibrante de cada sentido humano, lo que nos espera entonces a Enid y a mí. Dentro de un mes o de un año, ella llegará. Sólo nos inquieta la posibilidad de que Más allá de lo que se ve se estrene bajo otro nombre, como es costumbre en esta ciudad. Para evitarlo, no perdemos un estreno. Noche a noche entramos a las diez en punto en el Gran Splendid, donde nos instalamos en un palco vacío o ya ocupado, indiferentemente.
Horacio Quiroga
(1878-1937)

jueves, 3 de septiembre de 2009

El comienzo de la creencia de los vampiros


La creencia en vampiros tiene mas conexiones con Mesopotamia que con Egipto. las civilizaciones del Cercano oriente creían que las almas de los muertos que no recibian ofrendas de alimentos acechaban a los vivos para beberles la sangre. los babilonios llamaban a estas almas sin reposo edimmu, y los sumerios creian en Lilitu, un demonio femenino que los hebreos convirtieron en Lilith, que según cierta tradición habría sido la primer mujer de Adan, pero fué repudiada por este porque no era sumisa y se transformó en un demonio avido de la sangre de los niños.
El aporte egipcio podría estar en la iconografia, porque los griegos creian en las lamias, que eran aves de presa con cabeza femenina que robaban niños para comerselos o bebian la sangre de hombres jóvenes a los que se les aparecian con el aspecto de hermosas mujeres.
Hace un tiempo lei en un artículo que los griegos se apropiaron de la iconografía egipcia sobre las almas de los muertos (un pajaro con cabeza humana) y se la aplicaron a las lamias y las sirenas (que en la Odisea no tiene cola de pez, sino que son aves con cabeza de mujer), del mismo modo que tomaron las esfinges egipcias, casi siempre masculinas, y las convierieron en una leona con cabeza de mujer que formulaba adivinanzas a los viajeros.

Los Egipcios y los vampiros



Los Egipcios dieron origen a dos vampiros mitológicos:

Temían a un pájaro "bebedor de sangre", lo consideraban la reencarnación de un inocente asesinado, que había adquirido esa forma para atacar durante las noches a los hijos de sus enemigos.

El mito de Sekhmet

El siguiente fragmento es una traducción de un jeroglífico que trata sobre la diosa Sekhmet, encontrado en las paredes de la tumba de Seti.

"... Los hombres conspiraron para derrocar a los dioses, ellos blasfemaron contra Ra, rey de dioses y humanos, sacerdotes herejes y magos idearon maneras de volverse en contra de los dioses para su destrucción, utilizando los poderes que los dioses les habían otorgado.
Ra, al escuchar sobre este plan, llamo a una reunión con las más antiguas y poderosas deidades, aquellas quienes habían estado con él en las aguas primitivas, antes de que el sol creara la vida.
Los dioses discutieron y decidieron que Sekhmet, la fuerza a la que ninguna otra fuerza alcanza, se manifestara en la tierra y aplacase a la rebelión... castigando a todo aquel que tuviese en su mente malos pensamientos y planes perversos.
Entonces caminó entre los hombres, los destruyó y bebió su sangre. Noche tras noche, asesinaba humanos, desgarrando y destrozando sus cuerpos y bebiendo su sangre. Los otros dioses decidieron que la matanza ya había sido suficiente y debía detenerse, pero no podían encontrar una forma de detener a Sekhmet, quien estaba borracha de sangre humana.
Como la carnicería continuaba, los dioses reconocieron que Sekhmet, continuaría con los asesinatos hasta que se hubiese extinto el último ser humano, entonces Ra consiguió ciertas plantas que podían ser utilizadas como alteradoras de la mente. Aquellas plantas fueron enviadas al dios Sekti en Heliópolis. Él agregó aquellas drogas a una mezcla de cerveza y sangre humana, hasta que siete mil grandes jarras de la sustancia fueron llenadas... llevadas hasta el lugar donde pasaría Sekhmet y derramadas en el piso, inundando los campos a una gran distancia.
Cuando Sekhmet llego a esos campos y percibió lo que ella pensó era sangre, bebió todo el líquido, entonces su corazón se lleno de alegría, su mente cambió y no pensó más en destruir a la humanidad.
Luego de esto, Ra declaró a Sekhmet como "Aquella que viene en paz" alabándola con la belleza y el carisma de los dioses.

Existen tres vampiros básicos en los mitos sumerios:

El Ekimmu: la gente se transformaba en esta criatura cuando morían violentamente o no eran enterrados correctamente. Estas criaturas eran astrales por naturaleza, cazaban víctimas a las que pudiesen "capturar y atormentar". La persona solo podía ser liberada a través de un exorcismo.
El Uruku: Esta criatura es nombrada como un "Vampiro que ataca hombres" en una inscripción del principio de la cultura sumeria.
Los Siete Demonios: son nombrados en muchos textos de las culturas sumerias como “Los bebedores de sangre inmortales”.

Comienzos de la historia


Probablemente el vampiro presente en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, proviene inicialmente de la necesidad de personificar uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según la concepción de Carl Jung, como es el denominado "sombra", que representa los instintos o impulsos humanos ocultos más primitivos, o nuestra faceta instintiva animal, y así sería la encarnación del mal como entidad o una representación del lado salvaje del hombre latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.

Pero es posible que el mito, como es conocido en nuestros días, sea una combinación compleja de varios temores y creencias humanas ademas del temor a los bajos instintos, como son: la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la depredación y a la enfermedad o a la muerte y en consecuencia a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la fascinación temerosa por la inmortalidad.

Algunos estudiosos sugieren que el mito del vampiro, sobre todo el que se popularizó en Europa después del siglo XVII, se debe en parte a la necesidad de explicar, en medio de una atmósfera de pánico colectivo, epidemias que asolaron Europa causadas por enfermedades reales, antes de que la ciencia lograra explicarlas racionalmente.

Etimología

La palabra "vampiro", que comenzó a ser usada en Europa en el siglo XVIII, viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago.

Sinonimia

Otros nombres son: brucolaco en castellano, vurdalak (ruso moderno), vrolok (eslovaco), strigoï o strigoiul (rumano moderno), vampir (búlgaro), vukodlak (serbio), upiór (polaco), upir (ruso antiguo) , nosferatu (del griego nosophoro (νοσοφορος), portador de enfermedad) vampyrus (latín) y Kyuuketsuki (吸血鬼) o Kuei-jin en japonés.

En escritos ingleses medievales en latín el vampiro era denominado como "cadáver sanguisugus".

Vampiros: Historia y Leyenda




Por Juan Jose Lopez

Desde la más remota antigüedad diversos textos y narraciones nos ofrecen la posibilidad de encontrar infinidad de referencias sobre el modus operandi de ciertos personajes (más mitológicos que reales) que podrían encuadrarse, sin ningún género de dudas, dentro de los cánones de comportamiento del vampiro clásico.

Hace más de mil años, en la antigua China, aparece la crónica de Chi Wu Lhi en la que nos narra las fechorías de un chupador de sangre que sembró el pánico en una aldea cercana a Pekín. En este mismo país también existía cierta reticencia a enterrar aquellos difuntos que no presentasen síntomas evidentes de putrefacción, y ante cualquier tipo de duda decidían incinerarlos. Continuando en este contexto supersticioso convendría significar el hecho que en numerosas excavaciones arqueológicas han aparecido muchos restos humanos en los que los brazos y piernas habían sido atados concienzudamente con rudimentarias ligaduras de cuero.

En la antigua Roma se temía la aparición de un vampiro volador, el Strix, que sembraba el terror entre campesinos y pescadores. Los clásicos Virgilio, Plinio, Agripa, Herodoto, Homero, Aristófanes, Pomponio, Solinio, Estrabon, Petronio y un largo etc. creían tanto en la existencia de licántropos como en unos seres emparentados con los lémures romanos (espíritus de difuntos) denominados empusas, seres espectrales que disfrazaban su aspecto de muy diferentes formas y que asesinaban niños con el único fin de alimentarse de su sangre. También eran conocidas las arpías o harpías, una especie de híbridos espectrales, mitad pájaro mitad fémina que de forma similar a las empusas se dedicaban al rapto de niños con sus agudas garras.

En culturas diferentes a las mencionadas, como el caso de la antigua África ecuatorial, se creía en la existencia de unos seres denominados wengwuas, cadáveres que abandonaban sus tumbas para alimentarse de la sangre de los vivos.

Ejemplos de referencias vampirescas en textos clásicos los encontramos en Las ranas, donde Aristófanes nos da a conocer a un espectro (empusa) describiéndole con aspectos tan diferentes como un perro, una mula o una voluptuosa dama. El propio Homero nos narra cómo Ulises, en el Hades, ofrece, como bebida, el fluido vital a los espíritus para que pudiesen recuperar su alma y vida.

La creencia de que la sangre es vida la podemos encontrar desde el principio de los tiempos y en las más diversas culturas. Evidentemente, también hay que mencionar los sacrificios sangrientos que los aztecas tributaban a sus dioses y de los que la historia nos ofrece multitud de testimonios. Su dios Huitzilopochtli era el que exigía mayor tributo de sangre. No debemos olvidar que los aztecas se sentían obligados a ofrendar su corazón y sangre a los dioses como justa compensación por haber creado el mundo.

Las diferentes formas con las que se ha denominado al vampiro a lo largo de la historiase corresponden con las múltiples culturas en las que este siniestro y mítico personaje se ha hecho acreedor de las más terroríficas historias y leyendas. Los griegos, además de nombrarlo como Vrykolakes, también lo hacían como Brikilakas, Barabarlakos, Borborlakos, Katalkanas o Bourdoulakos. Los germanos, como Nachzehrer y los normandos como Luttins. En sánscrito era conocido como Katakhanoso o Baital. En ruso como Upiry, término del cual probablemente haya derivado el polaco Upiroy. En la antigua China se denominaba a un diablo chupador de sangre como Giang Shi, pero quizá se temía aún más al ataque del vampiro llamado Kiang, capaz de chupar la sangre de sus víctimas en tan sólo unos segundos.

sábado, 29 de agosto de 2009

De los Vrykolakas al cadaver sanguisugus


Vampiros en Occidente

De los vrykolakas al cadaver sanguisugus

La creencia según la cual los muertos pueden preservarse de toda corrupción cadavérica y salir de su tumba es muy antigua en Grecia. Estos “no muertos” reciben el nombre de vrykolakas (palabra tomada de la lengua eslavona, que significa “hombre lobo”). Se trata generalmente de personajes que no han sido inhumados en suelo consagrado porque se suicidaron o habían sido excomulgados. Estas almas en pena, inofensivas en sus orígenes, pretenden tan sólo abandonar su envoltorio carnal; basta con que la Iglesia anule la sentencia de excomunión para devolverles la paz.
La noción de muerto viviente chupador de sangre, síntesis de las leyendas paganas, como las sagas nórdicas, y del cristianismo medieval procede principalmente de Islandia, de los países escandinavos y de las islas Británicas, donde los celtas aportaron sus creencias.
Desde el siglo XII se encuentran en Inglaterra los ejemplos más significativos de crónicas redactadas en latín –como De Nugis Curialium (1193), deWalter Map– que contienen todo tipo de relatos relacionados con difuntos, generalmente excomulgados, que salen cada noche de su tumba para atormentar a sus allegados o para ocasionar sospechosas muertes en serie.
Al abrir el ataúd encontramos el cadáver intacto y manchado de sangre, y la única manera de acabar con el maleficio es quemar el cuerpo después de haberlo atravesado con una espada A falta de un término específico, los cronistas ingleses llamaron a este tipo de muertos cadaver sanguisugus.

Epidemias

Habrá que esperar hasta el siglo XIV para que el vampirismo sea endémico, sobre todo en Prusia oriental, Silesia y Bohemia. Este fenómeno, que no tenía hasta la fecha más que un carácter anecdótico, se generalizó, al tiempo que se constataba que las espectaculares manifestaciones vampíricas coincidían con las grandes epidemias de peste. Para evitar el contagio, las víctimas de la enfermedad eran enterradas apresuradamente sin certificar su muerte clínica. El hecho de que unos días más tarde, al abrir los panteones familiares se encontraran los cadáveres perfectamente conservados aunque manchados de sangre, propició que la imaginación les atribuyera la condición de vampiros, cuando lo que sucedió fue que los desdichados sufrieron una atroz agonía en el sarcófago y se infligieron heridas al intentar escapar de su cárcel de madera.

Vampiros históricos

–Gilles de Rais (1400-1440), antiguo compañero de armas de Juana de Arco, después de retirarse a sus posesiones en Machecoul y Tiffauges, se entregó por completo a la alquimia, pues pensaba hallar en la sangre el secreto de la piedra filosofal. Estas prácticas despertaron en él unos instintos perversos que le condujeron a torturar atrozmente y hasta la muerte a unos trescientos niños. Se le suele citar como un “vampiro” histórico.

–Vlad IV (1431-1476), voivoda de Valaquia y apodado Tepes (el Empalador) y Drácula (diminutivo de Dracul, que significa el diablo o el dragón), es un héroe nacional rumano, que contribuyó valerosamente a la liberación de su país de los invasores otomanos, a la par que un sanguinario tirano que mandó empalar a millares de personas para satisfacer su placer. Las siniestras hazañas de Vlad Tepes alimentaron numerosas crónicas de la época y lo convirtieron en un personaje de leyenda cuyo nombre está en la actualidad indisolublemente ligado al del vampiro. Cuatro siglos más tarde, su crueldad
despertó la atención de Bram Stoker, creador del mito moderno, que se inspiró en él para su Drácula (1897).

–La condesa Erzsébeth Bathory fue acusada de matar a trescientas jóvenes húngaras. En su Castillo de Csejthe, cerca de los Cárpatos, organizaba orgías, que eran verdaderas matanzas. Desangraba a sus víctimas para bañarse en su sangre. Fue enjuiciada en 1611 y condenada a vivir en lo alto de una torre, en una celda sin ventanas. A su muerte, los pobladores creían que la condesa regresaba del más allá convertida en vampiro.

Ciencia, prensa y religión

Durante la epidemia de peste que asola Prusia oriental en 1710, los científicos de la época proceden a realizar investigaciones sistemáticas sobre los casos de vampirismo de que son informados, llegando incluso a hacer abrir todas las tumbas de un cementerio para descubrir a los presuntos vampiros, responsables de la calamidad. De este modo, Austria, Serbia, Prusia, Polonia, Moravia y Rusia viven por y para los vampiros.
Los dos casos más espectaculares son, por una parte, el de un campesino húngaro Pedro Plogojowitz, sospechoso de vampirismo a raíz de su muerte en 1725, y acusado de haber ocasionado la muerte de ocho personas en la aldea de Kizilova, y por otra parte el de Arnold Paole, un campesino que murió al caer de un carro de forraje en 1726, también vampiro y a quien se acusaba de ser uno de los responsables del diezmo de los habitantes y del ganado de la población serbia de Medwegya.
El primer caso fue objeto de un informe oficial en alemán. Según el profesor Antoine Faivre, que descubrió el manuscrito en los archivos de Viena, en este informe aparece por vez primera el término vampiro, escrito “vanpir”.
En 1732, en un artículo de la revista francoholandesa Le Glaneur, para referirse al caso de Arnold Paole se utiliza la palabra vampiro (“vampyre”) por primera vez en lengua francesa. A partir de ese momento, la voz vampiro, escrita de muy diversas maneras (vampyr, vampyre, wampire, etc.) o su equivalente latino, vampirus, se empieza a utilizar sistemáticamente.
En 1746, dom Augustin Calmet (1672-17S7), monje benedictino de origen francés, publica en dos volúmenes su Tratado sobre los vampiros. Al objeto de refutar la creencia en los vampiros, dom Calmet presenta un impresionante número de “casos de vampirismo” y su obra, por anecdótica e ingenua que pueda parecer, presenta un gran interés para los historiadores, los sociólogos y los antropólogos.
El mérito de los tratados sobre el vampirismo en Occidente es el haber dado a conocer al gran público un conjunto de creencias que hasta la fecha sólo había llegado a oídos de algunos viajeros o de ciertos diplomáticos, como el haber hecho de la palabra vampiro un término genérico reconocido por
todos.

Características del vampiro

A partir del siglo XVIII, se reúnen por fin las tres características que otorgan al vampiro su especificidad: el vampiro es un espectro corpóreo y no un fantasma etéreo ni un demonio, sale de noche de su tumba para chupar la sangre de los mortales con el fin de prolongar su existencia póstuma, y sus víctimas se convierten a su vez en vampiros una vez muertas.
La ausencia de imagen especular no es una característica universal de los vampiros. Esta creencia procede de la cultura germánica, donde el vampiro carece además de sombra, dado que el reflejo y la sombra simbolizan el alma que el muerto viviente ha perdido.
En general el vampiro no muerde a sus víctimas sino que aspira la sangre por succión a través de los poros de la piel. Su relación con el murciélago se relaciona con el hecho de que el naturalista Buffon bautizó en 1761 con el nombre de vampiros a unos quirópteros de América latina que chupaban la sangre de los bovinos. En realidad, el vampiro legendario es capaz de transformarse en toda clase de animales, como arañas o mariposas, aunque también en niebla y paja. La creencia de que el ajo puede eliminarlos ha sido atestiguada en Rumania. Se reconoce a un vampiro porque, en su tumba, su cuerpo conserva el rigor mortis y no sufre de corrupción cadavérica semanas después de su entierro.

Vrykolakas - Vampiro griego


Vampiros Griegos (Siglo XVII)


Una de las más populares es la historia de las vrykolakas, la cual proviene de Grecia. Para los griegos, existía un tipo particular de muerto viviente que podía matar a los vivos. Estos son los vrykolakas, ellos son personas que han revivido porque no fueron enterrados en un terreno bendito, o porque llevaron una vida sacrílega, o finalmente porque comieron carne de oveja que fue mordida por un lobo. Este tipo de vampiro se comportaba como un poltergeist, es decir causaba que los objetos se movieran o aparecía en lugares extraños, como un fantasma.

Esta especie de vampiro se podía encontrar en las regiones del Adriático y del Egeo. Era creado por varios medios incluso por llevar una vida inmoral. Viajaba en la obscuridad. Obtenía ciertas habilidades a medida que pasaba el tiempo.

Este vampiro Griego es el más letal de todos, su cuerpo puede hincharse y extenderse. Es capaz, según dichos, de matar a una persona con tan sólo acercarse a cierta distancia, sin contacto físico alguno.

En el siglo XVII, el folklorista griego Leo Allatius escribió que los Vrykolakas deambulaban por las calles de Chios, llamando a las puertas de sus habitantes, y si alguien respondía al ser, moría al día siguiente. Los Vrykolakas extendieron su plaga a plena luz del día, los rayos del Sol no les afectaban y acabaron arrasando comarcas enteras. Asfixiaban a sus víctimas mientras dormían, y quienes eran mordidos por ellos, se convertían en uno de ellos: mitad vampiros, mitad demonios. Los Vrykolakas se movían a una velocidad terrible, aparecían de repente, de la nada, como un relámpago y debían emitir algún influjo infernal o un virus desconocido, porque quien moría cerca de éste, se convertía. Esta criatura infernal tenía incluso el poder de reanimar cadáveres, y así conformar ejércitos de monstruos. Tenía un punto débil, las armas de fuego podían matarle. Quizás con eso la población pudo detener su invasión.


Origen de la leyenda


Esta leyenda de vampiros es de 125 A.C. originalmente estaba escrita en griego.

Las leyendas de vampiros se originaron de este a oeste en compañía de las caravanas a lo largo de la ruta de la seda por el Mediterráneo.

De allí se extendieron a Asia y luego a las tierras Eslavas y los Carpatos.

Los mitos estaban originalmente más estrechamente asociados con Irán, entonces emigraron alrededor del siglo VIII, a donde están ahora. Casi en cuanto llegaron, el proceso de cristianización empezó y las leyendas de vampiros sobrevivieron como mitos.

Más tarde los Gitanos emigraron desde norte hacia el oeste de la India (donde tienen varios mitos de vampiros), ya allí sus mitos se mezclaron con los del pueblo Eslavo.

Los Gitanos llegaron a Transilvania brevemente antes de que Vlad Dracula naciera en 1431.

El vampiro aquí era el fantasma de una persona muerta, que en la mayoría de casos habían sido una bruja, mago etc.

Se tiene miedo a los vampiros, porque ellos matan personas pero al mismo tiempo se parecen a ellas. Pero hay ciertas cosas que los diferencian de un ser vivo, no puede proyectar ningún tipo de sombra ni se puede reflejar en ningún espejo. Además los vampiros pueden cambiar de forma, como por ejemplo la de un murciélago y eso lo hace sumamente difícil de capturar.

Al empezar un nuevo día los vampiros tienen que dormir en sus ataúdes por que los rayos del sol los matarían, pero por la noche despiertan sedientos de sangre.

La forma más común de nutrirse es volando por una ventana, en forma de murciélago y entonces morder a la víctima en el cuello y succionarle toda la sangre.

Los vampiros no pueden entrar a una casa sin ser invitados, pero en cuanto tienen el permiso, pueden entrar tan a menudo como ellos quieran.

El vampiro no es peligroso solo porque mata a las personas sino porque sus víctimas después de muertas se convierten en vampiros.

El lado mas fuerte de los vampiros es que son casi inmortales, sólo algunos ritos muy especiales poden matarlos tal como: poner una estaca en su corazón, cortar su cabeza o quemar su cuerpo.


Piuchén - El Vampiro Animal de Chile





Animal mitológico mapuche, que según algunos es una especie de vampiro. El Piuchén (“Secar a la gente”), también conocido como el Pihuchén, Pihuychén, Pihuichén, Piwuchén o Piguchén; es una criatura perteneciente a la mitología mapuche, y posteriormente también reintroducido en la mitología chilota. Esta leyenda se conoce en el Norte Chico, Centro y Sur de Chile.

Con esta palabra también se designa al murciélago vampiro común (Desmodus rotundus); por lo que lo más probable es que esta leyenda se inspiró en este animal.

Actualmente algunas personas también asocian esta leyenda con el mito del chupacabras.

Apariencia

Este ser presentaría una apariencia cambiante; la cual generalmente tiene el aspecto de una culebra voladora de alrededor de medio metro de largo. Pero además podría presentarse como, serpiente, ave, pez, cuadrúpedo, rana, murciélago y hasta humanoide; o igualmente una mezcla de ellas. Se dice que además, su cuerpo estaría cubierto de pasto, arbustos y cilindros retorcidos, a modo de ganchosos cuernos y otras estructuras que sobresalen del cuerpo de esta criatura.

Leyenda

Según los mapuches esta criatura generalmente era una serpiente alada que habitaba en los bosques. Sus alas con las que vuela a voluntad le crecerían cuando ha llegado a su edad madura. Presentaría una longevidad increíble y al llegar a la vejez, se transformaría en un pájaro del tamaño de un gallo o un pavo joven; pero igual de sanguinario como su otra forma. Además se caracterizaría por tener una fuerza tan poderosa que puede derribar grandes árboles; y en Chiloé incluso se dice que esta criatura puede levantar gigantescas olas que hacen naufragar las embarcaciones que estén cerca de él.

Esta criatura se alimentaría de sangre, y comúnmente estaría adherida al interior de los troncos huecos de los árboles, en las noches y en los días de calor excesivo. Las personas pueden saber a donde ha estado, porque deja huellas de sangre mediante un excremento rojo que chorrea de los árboles en donde vive y se oculta durante el día. También se puede saber de su presencia al escuchar los agudos silbidos que emite estridentemente.

Se cree que esta criatura acostumbraría a vivir cerca de los lagos y ríos, donde su presencia ocasiona gran pánico; ya que se cree que produce una sustancia tan irritante que al ser transmitida por el aire o por el agua, ocasionando erupciones en la piel muy similares a la sarna. Además aquellos que tienen la desfortuna de contemplarlo, podrían ser petrificados con su intensa mirada, para que luego esta criatura les pueda succionar la sangre; con lo cual pueden llegar a morir. Igualmente, se cree que cuando los habitantes de una casa se van volviendo extremadamente flacos, y ya se ha descartado la presencia del Colo Colo o el Basilisco chilote; su enfermedad sería producto de esta criatura.

Se dice que esta criatura, aunque puede atacar al ser humano, esto es muy excepcional; y más comúnmente se alimentaría de la sangre que succiona de las ovejas, cabras u otros animales; pero no haría daño alguno en los rebaños de cabras u otros animales de color blanco. Se dice que cuando enflaquece el ganado sin una causa aparente, es producto de esta criatura. En algunos campos, a los rebaños de ovejas se les ponen seis o más cabros, pues la sangre de estos animales es muy fuerte y ahuyenta a los pihuchenes.

Protección

Se dice que la gente y cuadrúpedos solo quedarían a salvo si se trasladan a otros lugares, o al quedar interponiéndose entre ellos y esta criatura tipo vampiro, un río o un estero. Pero si por diversos motivos no se puede abandonar el lugar donde estaría alimentándose esta criatura, sólo se puede combatir a este mal mediante la intervención de una Machi que conozca la ceremonia mágica para ahuyentarlo del lugar. Igualmente se dice que para matarlo, se puede cubrir con una tela fuerte, el árbol en que está escondido, para que así no pueda huir esta criatura, y en seguida se debería prender fuego al árbol.

viernes, 28 de agosto de 2009

Diccionario VI


P


Pacu Pati: Poderoso vampiro de la India. La criatura es el Señor de todos los seres que cometen travesuras. Aparece en la noche en cementerios y en lugares de ejecución.


Pamgri: (HÚNGARO) El Pamgri es el termino Húngaro para vampiro, usado en el siglo diecisiete y mencionado por el vampirologo Johann Heirich Zopfius.


Pelesit El espíritu de vampiro Malayo. Este vampiro invade el cuerpo de las personas, causando enfermedades y muerte. Las víctimas quieren deliran y se encuentran bajo su posesión.


Penanggalan: Este vampiro Malayo vuela por las noches solamente con su cabeza y su cuello con sus intestinos colgando debajo. La criatura es siempre femenina y se alimenta generalmente de niños o mujeres en trabajo de parto.


Pijavica: (ESLOVENIA) El Pijavica es un vampiro conocido en Croacia y Eslovenia, a menudo se dice que es el fantasma del mal de un malhechor. El nombre parece derivar de la raíz Indoeuropea *PI, significando "tomar".


Pisacha: Este vampiro de la India dista ser una criatura creada por los vicios de la humanidad. Por el contrario, el Pisacha es una deidad malvada, su pasatiempo favorito es el consumo de cadáveres frescos, también puede curar enfermedades, pero esto lo hace solo en raras ocasiones.


Polong: Vampiro de Malasia, creado por embotellar de un hombre asesinado y usarla para realizar ciertos rituales arcaicos, se crea un enlace entre el creador del Polong permitiendo que el se alimente un poco día por medio de su dedo. El Polong es asociado con el Pelesit.


Prikolitsch: (WALASIA) El Priolotsch, Priculics o Priccolitsch es un tipo de hombre lobo vampiro encontrado en el folclore Rumano y cuyo nombre es evidentemente una variante del termino Varcolac o "Abrigo de Lobo". El Prikolitsch es descrito por el escritor A. & A. Schott, en su obra "CUENTOS DE LA TRADICIÓN POPULAR WALASIANA ", ("WALLACHIAN FOLKTALES'), en 1845, como: "es un verdadero hombre viviente quien tiene la particularidad de vagar por las noches como un perro sobre los brezales, pasturas, y aun los pueblos, matando con solo tocar a caballos, vacas, ovejas, cerdos, cabras, y otros animales a su paso, y apropiándose para el las fuerzas vitales de todos estos, por medio de las cuales mantiene la apariencia de estar con salud y vigor continuo.

El perro negro es un animal importante en el saber popular de las brujas de Europa, siendo este sagrado a las losas del inframundo, Hecate y Hela y en el saber popular de Eslava el "Dios Negro" esta representado como un pero de caza negro. El Prikolitsch también recuerda a los perros fantasma del folclore Ingles, tal como el Skriker, Barguest y Black Shuck, quienes siempre anunciaban la muerte con su presencia ominosa.

La escritora Emily de Laszowska Gerard, en su articulo, 'Supersticiones en Transilvania ", ("Transylvanian Superstitions'), de 1885, relata una anécdota graciosa de un botánico que cuando estaba agachado en una loma en Walasia, recogiendo especimenes de plantas, fue visto de lejos por unos campesinos quienes lo confundieron con un lobo solitario. Los campesinos se acercaron a el por lo cual el se enderezo, revelándose como un hombre. Ahora si estaban ellos convencidos que era el temido Prikolitsch, ellos se fueron persiguiendo al pobre tipo quien logro abordar un carruaje en la carretera antes que la banda lo tomara.


R


Ramanga: Este vampiro viviente se encuentra en Madagascar. Es sirviente de los ancianos de la tribu el Ramanga consumiría los recortes de las uñas y la sangre derramada de un miembro noble de la tribu.


Rakshasa: es el vampiro indio con superpoderes siendo también un mago. Usualmente aparecen como humanos o se parecen a un animal (garras, colmillos, ojos, etc.) o como animales con rasgos de humanos (pies, manos, nariz, etc.). El lado animal es muy a menudo un tigre. Comen a las víctimas, descarnándolas además de beberse la sangre. Se puede destruir a un Rakshasa por la ardiente luz del sol o exorcismo.


Rovanush: (ROMANI Y GITANO) En la tradición gitana de los Balcanes y Hungría se tiene la creencia que la bruja Chovihani o Romaní sostiene su salud volando por los aires en las noches tomándose la sangre de los hombres que nacieron cuando la luna esta menguando. A estos desafortunados se los nombra Panikotordimako o "Barriles de Agua" quienes luego de ser atacados por vampiros brujas están destinados a sufrir transformaciones licantropicas, volviéndose en Ruvanush o "Hombre Lobo" (Romaní "Ruv" = Lobo + "Manush" = Hombre). Tales hombres se vuelven pálidos y con ojos ahuecados emitiendo gruñidos de bestia y afligidos por una sed que los quema. periódicamente se transforman en "Reyes Lobo", distinguiéndose del lobo común por su gran tamaño, ferocidad y fortaleza. En Toresz, Turquía del Norte un gitano, tramposo de nombre Kropan, se decía que el que era Ruvanush y por esto fue muerto por una banda de campesinos en 1871.


S


Sanguisuga: (Europa/Londres) Los cronistas Ingleses de la Edad Media usaban la palabra latina Sanguisuga o cadáver Sanguisugus ("cadáver Chupa Sangre") para denotar al vampiro. El autor Walter Map, en su obra, "De Nugis Curialem ", escrito al final del siglo doce contiene un cuento de un tal Sanguisi en Hereford.

Un cierto malhechor Gales quien se levanto de entro los muertos y en las horas de la noche llamo por sus nombres a sus compañeros, causando que estos se enfermaran y murieran en tres días. Un soldado de nombre William Laudun se quejo de este vampiro con el Obispo de Hereford, Gilbert Foliot, quien recomendó se exhumara, decapitara y se rociara con agua bendita a este vampiro antes de que se le volviera a enterrar en la tumba. Esto se realizo de conformidad pero el Sanguisuga siguió plagando a los que habitan la casa de Laudun.


Streghoi: (Walasiano) Es el termino usado en Walasia para describir a un vampiro que vuela de noche y que tiene la especialidad de buscar infantes en su cuna.


Strigoii: Este es el vampiro Rumano. Strigoiuls es como mucho de los vampiros originales, pero les gusta atacar en bandadas. Se pueden matar por poner ajo en su boca o quitar su corazón.


Succubus: Este es un vampiro europeo. La manera de alimentarse es teniendo relaciones sexuales agotadoras con la víctima, alimentándose de la energía sexual. Ellos pueden asumir la apariencia de otras personas. A menudo visitarán a la misma víctima más de una vez. La víctima de un Succubus experimentará las visitas como sueños.


Stregoni Benefici: (Italiano) Es el equivalente italiano usado en tierra firme del adriático originario del "Kresniki" en Istria o el hechicero que mata vampiros y literalmente expresado como "Hechicero benigno" o "Bueno". El Stregoni Benefici es un individuo elegido chamanicamente desde su nacimiento para que se enfrente en combates rituales contra las fuerzas del caos y destrucción que amenazan periódicamente a la comunidad.


Strigele: (RUMANO) Los strigele son otro fenómeno conectado con los vampiros tradicionales de Transilvania. Este es el termino aplicado a loas cuerpos ligeros/almas astrales de las brujas y que aparecen como luces que flotan . Estas almas luminiscentes juntan el aquelarres conformados por siete o nueve espíritus y los testigos que las han visto ,se cuenta que bailan en el aire en ciertos lugares como las montañas, formando líneas y círculos que resplandecen al volar . Los vampiros bruja que aparecen como luces espectrales han tenido su testimonia en la tradición popular a través de los países eslavos.


Striges: Un bruja-vampiro que la cual se puede transformar en un cuervo y después beber la sangre de los seres humanos. Clasificado entre los vampiros vivos.


T


Talamaur: Este vampiro viviente se encuentra en Australia. Esta criatura puede comunicarse con el mundo de los espíritus, haciendo a alguno de estos espíritus su sirviente. El Talamaur puede enviar su alma para drenar la esencia vital restante de un cadáver fresco.


Tlaciques: Estas brujas Vampiros fueron encontradas entre los indios de Nahuatl en México. Pueden convertirse en una bola de fuego o en un pavo, y en estas formas se pueden alimentar inadvertidamente.


U


Ubour: Este vampiro búlgaro es creado cuando una persona muere violentamente o el espíritu rechaza dejar el cuerpo. Estos restos permanecerán enterrados cuarenta días y entonces se levantara de la tumba. No beberá sangre hasta que se extinguen sus otras fuentes del alimento. Se dice que el Ubour puede crear cierto resplandor con su movimiento.


Upier: Vampiro polaco bastante inusual, este vampiro se levanta a mediodía y regresa a descansar a medianoche. Se cree que tiene una lengua con púas y consume cantidades excesivas de sangre. La fascinación de esta criatura con sangre va mucho allá que la de otros vampiros.


Upir: Este vampiro se encuentra en Ucrania, lo que se observa en esta especia es el gran consumo de pescados. Upyr Este vampiro ruso sé considerado como extremadamente vicioso. Primero atacará a los niños y enseguida continuará matando a los padres. Como con el Upier el Upyr se levanta durante el día y duerme en la noche, y es por esta razón que si aspecto es bastante humano.


Ustrel: Este vampiro búlgaro caza exclusivamente ganado. Se cree que es el espíritu de un niño recientemente muerto el cual no se ha bautizado.


Utukku: Espíritu de un vampiro Babilónico, visto a veces como un demonio. Se cree que puede ser el espíritu de una persona recientemente difunta que ha vuelto del sepulcro por una razón desconocida.


Upierczi: Estos vampiros tienen sus orígenes en Polonia y Rusia llamados también Viesczy. Tienen un aguijón debajo de la lengua en lugar de los colmillos. Están activos del mediodía a la medianoche y pueden ser destruidos cuando su cuerpo es quemado. Cuando el cuerpo ya esta quemado estallará y aparecerán animales ( ratas, etc.). Si cualquiera de estas criaturas escapa, entonces el espíritu del Upierczi escapará y volverá para buscar venganza.


V


Vlokoslak: Vampiros Serbios también llamados Mulos. Normalmente aparecen como personas que llevan ropa blanca. Están activos tanto de día como por la noche pudiendo asumir forma de caballos y ovejas. Ellos comen a sus víctimas y beben su sangre. Pueden ser matados cortando su dedo del pie, o por apretar una uña en su cuello.


Varacolaci: Este vampiro rumano es considerado como uno de los más poderosos. Se dice que tiene la capacidad de causar eclipses lunares y solares. Pueden aparecer como un ser humano con la piel pálida y con la piel seca. Pueden transportarse astralmente.


Volkodlak: Esta especie se encuentra en Eslovenia, conectada de alguna forma con las leyendas de los hombres lobos.


Vourdalak: Vampiro ruso, considerado en el folklore ruso como una mujer hermosa pero malvada.


Vrykolakas: Especie de vampiro encontrada en las regiones del Adriático y del Egeo. Es creada por varios medios incluso por llevar una vida inmoral. Viaja en la oscuridad y golpea las puertas, diciendo en voz alta el nombre de algunos de los habitantes de esa casa, si se responde esa persona muere poco tiempo después. Obtiene ciertas habilidades a medida que pasa el tiempo.


Vrykolatios: Una especie de vampiro se encuentra en la isla de Santorini.


Z


Zmeu: Esta figura vampírica se encuentra en Moldavia. Toma la forma de una llama y entra en el cuarto de una muchacha o de una viuda joven. Una vez dentro de la llama se convierte en hombre el cual las seduce.

Diccionario V


M

Mara: Este vampiro de Eslavo, también se encuentra en las leyendas de la gente de Kashube en Canadá. Se cree que es el espíritu de una mujer son bautizar, la consideran un terrible visitante nocturno que oprime a sus víctimas. En la leyenda Eslava una vez que el Mara bebe la sangre de una persona ella se transforma en su amante volverá a visitarlo hasta causarle la muerte. También se cree que le apetece la sangre de los niños.

Masan: Este vampiro de la India es generalmente el fantasma de un niño, que se deleita atormentar y matar a otros niños.

Masani: Vampiro femenino de la India, se dice que es el espíritu de la tierra de las tumbas. Su piel es de color negro y si cacería comienza en la noche generalmente por algún rezo a un difunto. Cualquier persona que pase por el sitio del entierro será atacada.

Meza-Tevs: (LETONIA) El Meza-Tevs o "Padre del Bosque" era el titulo que se le daba al jefe sacerdote de los cultos al hombre lobo en la vieja Letonia. Los hombres lobo de Letonia eran miembros de una sociedad de hechiceros iniciados de nombre "Spal- vaine Martini" o "Martinianos Peludos" y que rondaban en ciertas noches, incluyendo la noche a mitad del verano, expulsando a los demonios que causaban infertilidad. Esta sociedad de hombres lobo se reunían en noches de luna llena y en Año Nuevo en las profundidades de antiguos islotes de bosques sobre el Rió Brasla en Letonia y se cuenta que esos eran los lugares de reunion preferidos de la fraternidad licantropica.

Meneur des Loups: (BRETON) El Meneur des Loups es un genio Breton y su significado es similar al del anterior. El fue maestro de un aquelarre de hombres lobo presidiendo sobre sus terribles Sábados en los bosques silvestres. El Meneur des Loups por su cuenta podía cambiar en la forma de un gran lobo y conservando el poder de la palabra humana, así conducía a los Loup Garoux en sus correrías nocturnas. Se atribuye al Meneur des Loups la habilidad mágica de tocar la gaita y su extraña música causaba que los lobos cayeran en su encantamiento y lo seguían a través de la campiña en las noches iluminadas por la luna. En 1800, un músico en Saint-Aout, llamado "el gran Julien" tenia la reputación de ser Meneur des Loups.

Mormo: Este vampiro de la mitología griega es sirviente de la diosa Hecate y se cree que viene del submundo.

Moroii: (RUMANO) Es un termino prevaleciente en Rumania y significando literalmente "no muerto", señalando aquellas brujas y magos quienes entran en trance y envían a sus espíritus cubiertos por la oscuridad. Estos vampiros y brujas depredadores no solo se roban la sangre de los que viven pero también su juventud y belleza, atrayendo hacia ellos la esencia de vida y también agotando la vitalidad de las gallinas y abejas de los vecinos. Los Moroii se alimentan del espíritu de vida de la comunidad al grado que sus aves de corral se vuelven mas gordas y ponen mas huevos que otras, y hornean un pan mas ligero y fino. Siendo los Moroii organizados en aquelarres ellos se reúnen en los panteones para celebrar sus oscuros misterios, comulgando con los fantasmas de los antepasados. De los Moroii se les atribuyan las hazañas de tener poder sobre los animales, cambiarse de forma, la magia sobre el clima y por ser capaces de vender belleza a otros mortales se sostiene que los Moroii poseían características similares las lagartijas o se les reconocía por traer las patas con garras y parecidas a las de las aves de corral.

Mullo: (RUMANIA) El Mullo o "El Que Esta Muerto", denota propiamente el espíritu doble o el alma astral de un individuo en el saber popular gitano, pero es ampliamente usado para describir un fantasma vampiro quien retorna del reino de la muerte a espantar a sus parientes vivientes. El Mullo, por lo general, se levanta de la tumba de noche, pero en el momento acto del mediodía se dice que también es el momento en el cual el Mullo tiene en su poder a todo el ambiente, reinando sobre el paisaje y los caminos. El Mullo se puede aparecer como un cadáver reanimado, una figura espectral pálida o como manifestación luminosa conocida como Mullo-Doods = "Luces Fantasmas". Toda la gente se convierte en Mullos al morir, pero los bebes que nacen muertos constituyen una variedad particularmente peligrosa reconocida por sus cuerpos sin huesos y sus manos no tienen el dedo medio. El Mullo niño es hervido en un caldero por sus compañeros "vivos muertos" cada año en su cumpleaños con el fin de renovar su fortaleza. En la noche de año Nuevo, los Mullos raptan mujeres mortales y las ponen a hervir en grandes calderos para transformarlas en Mullos femeninos. Aunque el Mullo puede regresar a vampirizar a los vivientes y agotar sexualmente a su pareja anterior, no son siempre necesariamente malignos. Los Mullos también son un origen de ayuda para los vivientes, regresando para cuidar y proteger a los seres queridos y desempeñando labores caseras, tanto en el hogar como en la caravana. En el culto gitano de la veneración a los antepasados se hace reverencia al Mullo familiar, invocando al espíritu por ayuda en tiempos de penuria.

Muroni: Este vampiro se encuentra en la región de Valaquia en Rumania. Se dice que tiene la capacidad de cambiar en diversas formas animales. En una de estas transformaciones el Muroni puede matar con mayor facilidad.

Murony: (WALASYA) El Murony es un vampiro cambia formas temible, originario de la provincia de Walasia y cuyo nombre esta relacionado con el de pesadilla. El Murony es conocido especialmente por su habilidad chamanista de asumir tan diversas formas como la de un perro sobrenatural, gato, sapo, araña o un insecto que puede chupar sangre en cuyo aspecto se encamina hacia los vivientes para alimentarse de ellos. Cuando el Murony es descubierto en su tumba se ve que posee uñas terriblemente largas y le escurre sangre fresca de sus ojos, nariz, oídos, labios y boca. Usando la estaca de costumbre o un clavo de hierro largo, a través de la frente, se dan por terminadas las actividades de este ser.

N

Nachtzehrer: (ALEMÁN\BALTICO) El Nachtzehrer es una especie de vampiro que se encontraba en Bavaria, Silesia y entre los Kashoubes Eslavos del Baltico. Vampiro que se encuentra en Kashubes al Norte de Europa. Este vampiro tiene la capacidad de matar a sus parientes por medios psíquicos.
Siendo lo ordinario entre muchos chamanes brujos, se dice que es una persona que nace con la placenta roja. El Nachtzehrer es el que yace en su ataúd, devorando su propia mortaja, así causando el paulatino desgaste y enfermedad de todos sus familiares. Este vampiro Báltico y Germánico también se le conoce por tener el habito de yacer en su tumba con el pulgar de una mano tomado por la otra mano, mirando con el ojo izquierdo u ojo siniestro. El Nachtzehrer ronda la noche en la forma de un cerdo diabólico, un esperpento de animal según el viejo simbolismo pagano. Una vez que se ha trepado a lo alto de la torre campanario de un templo, el Nachtzehrer toca las campanas y quienes llegan a oír su repicar están condenados a morir. Es de mucha ayuda poder abatir a un Nachtzehrer por medio de sus dudosos gustos del paladar: se puede localizar en el panteón por el ruido de los gruñidos y chasquidos de cerdo que emergen debajo de su tumba al estar comiendo su mortaja. Una vez descubierto este monstruo nocturno se debe colocar una moneda en su boca antes de cortarle la cabeza de un hachazo: la cabeza cortada se debe enterrar separada por una distancia de tierra del resto del cuerpo cuando se vuelva esta a sepultar.

Nelapsi: (ESLOVACO) El Nelapsi es un vampiro que aqueja a unas regiones Eslovacas y de quien se dice poseer dos corazones. De manera similar a otros vampiros en Alemania y Rusia el Nelapsi sube al campanario del templo y ejecuta su mirada mortal de basilisco, destruyendo rebaños de ganado y matando a la población en el área circundante y transmitiendo su poder oscuro a lo largo de los "senderos de la muerte" o caminos del panteón. Las semillas de amapola tiradas a lo largo de estos caminos apaciguaran la influencia destructiva del Nelapsi, como también atravesándolo con una estaca de espino e incinerándolo en un "horno de fuego" encendido al estar actuando un fuelle.
Este vampiro eslovaco puede causar un gran daño a los seres vivientes. Se dice que el Nelapsi ha devastado aldeas enteras. También tiene la capacidad de matar con un solo vistazo.


Neuntoter: (ALEMÁN) El esta fuertemente asociado con los brotes de plaga sucedidos en Sajona, el Neuntoter o "Mata a Nueve", se gesta en su tumba por nueve días antes de levantarse para cazar a los vivientes. Un desparramado de pestilencia, este vampiro es visto a menudo cuando surgen epidemias de enfermedad severas. Al colocar un limón en la boca del Neuntoter es el mejor modo para conseguir su incapacidad y restricción.

Nosferatu: (RUMANO) Es el termino famoso para el vampiro en Transilvania. El gitanologo y folclorista Heirich von Wlislocki describe a este vampiro así:
"El Nosferatu no solo chupa la sangre de los vivientes dormidos, pero también hace travesuras ya que es un incubo o sucubo. El Nosferatu es el hijo bastardo que nació muerto de una pareja similarmente bastarda. Es apenas colocado bajo tierra y mas pronto que tarde se despierta a la vida dejando su tumba para nunca volver. Visita a la gente de noche en la forma de un gato negro, un perro negro, un escarabajo, una mariposa y aun como una simple paja. Cuando su sexo es masculino, visita a mujeres; cuando es su sexo es femenino, a hombres. Con los jóvenes se satisface en orgías sexuales hasta que ellos se enferman y mueren exhaustos... A veces pasa que las mujeres quedan impregnadas por la criatura y tiene hijos que se pueden reconocer por su fealdad y por tener pelo en todas partes del cuerpo. Mas tarde todos se convierten en hechiceros, usualmente Moroiu. El Nosferatu se aparece ante los recién casados haciéndolos impotentes y estériles.

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Obayifo: Este vampiro viviente se encuentra entre la gente de Ashanti en la costa del oro en África. Se cree que puede ser tanto un hombre como una mujer y que por las noches deja su cuerpo humano para alimentarse. También se cree que le gustan los jóvenes y además puede causar daños en las cosechas.

Ohyn: (POLACO) En Polonia es uno que nace con la placenta y con dientes ya visibles, de el se pensaba que se convertiría en un vampiro conocido como Ohyn. después de muerto el Ohyn yace en su tumba Y corroe su propio cuerpo, así causando mágicamente la muerte, uno a uno, de sus familiares.