sábado, 21 de febrero de 2009

Los vampiros alrededor del mundo



Como ya hemos mencionado, el vampiro es un tema común en diferentes pueblos alrededor del mundo. Incluso, es posible encontrar referencias a estos seres en culturas tan antiguas como Roma, Sumeria y Egipto.

A grandes rasgos, podemos decir que las leyendas sobre vampiros corrieron de Este a Oeste a través de la ruta de la seda, por el Mediterráneo; los gitanos se encargaron de llevar dichas leyendas a Asia, a países eslavos del Este de Europa, donde encontramos las leyendas más ricas sobre estos seres, y por último a los Cárpatos.

En Mesopotamia se hablaba de seres muy similares a los vampiros a quienes llamaban Utuhu y Maskin y se creía que ellos eran los culpables de enfermedades. Los ekimmu en la antigua Asiria, eran espíritus de personas que no habían tenido un buen entierro y no se les había hecho ninguna ofrenda, como venganza regresaban a succionar la sangre de los humanos. En Egipto, la Diosa Srun tenía grandes colmillos, aspecto de lobo y se alimentaba de humanos. En Fenicia se pensaba que cuando un niño moría era a causa de Lilitu que se alimentaba de su sangre. En la India, la gente ofrecía sacrificios humanos a la diosa Kali Ma.

En la antigua Grecia la mitología hablaba de Lamia que se alimentaba de la sangre de los niños. Empusa era otro vampiro griego hija de la Diosa Hécate, las striges eran deidades con rostro de mujer y cuerpo de ave que se alimentaban de la sangre humana, probablemente estas striges se convirtieron más adelante en las primeras sirenas de la mitología griega.

Sin embargo, la primera referencia documentada sobre vampiros la encontramos en el año 125 a.C con la obra De asino aureo escrita por el filósofo romano Lucio Apuleyo en la que escribe que Meroe y Panthia, dos hermanas, bebieron la sangre de un Sócrates (no relacionado con el filósofo griego).

Benedicto XIV escribió su De vanitate vampirorum en 1749, pero es sin duda gracias al Tratado sobre los vampiros que Agustín Calmet escribió en 1746 que la tradición vampírica se extendió en toda Europa, causando al mismo tiempo terror y fascinación. Durante algún tiempo se llegó a pensar que las brujas y los hechiceros enviaban sus almas a robar sangre y hacer daño incluso antes de su muerte.

En 1863 se habló de una epidemia vampírica en Bulgaria que finalizó hasta que una bruja encontró la manera de destruir al espíritu; además, se decía que los vampiros tenían dos formas: la primera duraba los primeros 40 días en la tumba donde aprendía a ser maligno, una vez pasado este periodo salía de la tumba con la forma que tenía en vida con la única diferencia de tener una larga lengua puntiaguda.

En Transilvania, localizada en lo que actualmente conocemos como Rumania Central existía un vampiro llamado murony que podía convertirse de humano en perro, gato, murciélago o cualquier insecto que se alimente de sangre.

Vieszcy es el vampiro ruso que comía de sus propias manos mientras estaba en la tumba, pero a la media noche cuando lograba escapar se alimentaba de la sangre del ganado. En Alemania se les conocía como neuntoter y se les acusaba de esparcir la peste; los nachzehrer eran otra clase de vampiros alemanes.

España también gozó de tradición vampírica con las guaxas, las guajonas y las meigas chuchonas cuya característica en común era el tener un sólo colmillo con el que succionaban la sangre de humanos. En Cataluña está Ugares.

Los aborígenes australianos consideraban la sangre como la principal fortaleza de los vivos, por lo que la daban de beber a sus enfermos; también acostumbraban a hacer ofrendas de su propia sangre a los espíritus de familiares muertos; si la sangre no se ofrecía de forma libre, entonces el espíritu se enojaba y la robaba de sus familiares.

Algunas tribus africanas también hacían ofrendas de sangre humana o animal a los espíritus de sus ancestros; sin embargo, si la sangre no provenía de un sacrificio, el espíritu podía sentirse ofendido y regresar en forma de un animal para esparcir enfermedad y muerte a sus familiares vivos.

Por último, en diversas culturas de Latinoamérica también encontramos referencias a seres que se alimentaban de sangre humana, como es el caso de los Mapuches con los Pihuychen y Trelke-wekufe, que más tarde serían adoptados por los chilenos; los Aztecas tenían a Civatateo que era el fantasma de una mujer que murió cuando niña y en venganza atacaba a los niños; los Mayas hablaban de Camazotz que era un murciélago con rasgos humanos.

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